¿POR QUÉ PALOMA VIRTUAL?

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jueves, 2 de marzo de 2017

Toledo: un criollo de peso mediano



Alejandro Toledo, acusado por corrupción. Los políticos peruanos reaccionan. ¿Pruebas contundentes que lo incriminen? ¡Ninguna realmente! ¡Se está investigando! Entonces por qué la prisión preventiva de ocho meses. Para que no escape ni oculte pruebas.

Toledo, libre, no viene al Perú porque aduce persecución política en su contra. Razones no le faltan: poner en prisión a alguien porque otro lo acusa de un delito y juzgar sin pruebas ni fundamento por lo que otros dicen que hizo. ¡Estrategia exitosa! Por eso, otros gobiernos pueden rechazar la extradición.

Si se trata de acusaciones, conductas personales reprobables, mentiras, sospechas de corrupción, obras mal hechas y sin terminar, contratos cuestionables, testimonios comprometedores, no solo Toledo tendría prisión preventiva, sino también Alan García, Keiko Fujimori, Ollanta Humala y Kuczynski. ¡Blindaje!

Aunque se niegue y digamos públicamente lo contrario, en el Perú se reconoce y admira a dos tipos de personalidades: al criollo y al tonto. También los tratamos y juzgamos de modo diferente: complaciente en el primero y con el segundo, inquisidor. Claro, ello dependerá del contexto y la situación, porque somos generalmente convenidos. ¿Ejemplo? Los delincuentes de crimen organizado y los que no lo son. ¡Prisión efectiva para los segundos!

Toledo trató de imitar a Alan García y a Alberto Fujimori en la forma de gobernar y de mostrarse ante el pueblo. Al principio, acertó. ¿Luego? ¡La fregó! ¿Cómo, cuándo? ¡Simple! Al conocerse aspectos de su vida privada. ¿Otro error? Sí, muchos, por ejemplo: García, Fujimori y Humala (en menor medida) antes de dejar el gobierno, colocaron y dejaron en puestos clave a muchos partidarios secretos o personas de dudosa reputación, con pocos valores, capaces de manipular, comprar o persuadir. Toledo no hizo esto y si lo hizo, erró.

Dicen que las obras importan más que la vida privada, pero he ahí el error: la forma en cómo te comportas y expresas cuando NADIE te ve, determina tus acciones públicas, más que títulos, premios y logros profesionales. ¡Recordemos! ¡Vivimos una época de apariencias, máscaras y ambigüedades! El papel del periodismo como investigador imparcial es determinante para ello –algo que no sucede en nuestro país a menudo-. Por eso, es importante conocer aspectos de la vida privada en un candidato a ejercer un cargo público. ¡Elegiríamos mejor a nuestras autoridades! ¡Menos promesas, más análisis!

Veamos. Si cualquier mortal tiene perenne o parcialmente dentro de su psiquis traumas, manías ocultas, envidias, dependencias, poca autoestima, ¿estos trastornos no se incrementarían en un sujeto marginado en su propio país y quizás donde estudió? Si no fuera así, el expresidente tendría otra postura física al caminar, otro tipo de lenguaje corporal y de mirada, mostraría más seguridad en sus gestos y palabras.

Conozcamos más sobre Toledo. Desde el inicio de su carrera política, vendió la imagen de emprendedor exitoso. Utilizó estratégicamente sus orígenes, el color de su piel, sus estudios extranjeros, incluso a su esposa (Eliane Karp), para despertar empatía y admiración ante los demás –esto último me hace recordar a Frank y Claire, esposos protagonistas de la serie estadounidense House of cards, quienes mantienen una apariencia de armonía matrimonial, cuando en realidad solo es una relación de interés y de poder-.

Su plan era ser presidente. No para servir al pueblo, sino para tener poder, prestigio y beneficiar a su entorno más cercano. Fujimori fue su caballo de batalla. Adalid contra la corrupción, se convirtió en líder de opinión. Hizo suya la máxima de Maquiavelo: servirse del pueblo haciéndole creer que se le sirve.

En la sierra peruana, usó muy bien el mito del Inkarri para su beneficio y creciente popularidad. Así pues, se iconizó como descendiente del inca y representante de los marginados por los blancos. Full marketing.

Con todo esto, qué nos queda de la imagen de Toledo. Al preguntársele si era padre de Zaraí, lo negó no una sino mil veces, rotundamente. Después, ante pruebas contundentes, lo admitió. ¡Qué tipo! Una persona así debería quedar desligada de toda participación política. Felizmente Toledo no volvió a ser elegido presidente. Pero siguió siendo líder de opinión a pesar de sus mentiras que no fueron pocas. Cuando quiso ser de nuevo presidente subestimó a los peruanos: no se reinventó tal como lo hizo Alan. Siguió las mismas pautas que lo llevaron a la presidencia. ¡Fracaso total!

A estas alturas del partido, no cabe duda alguna que Toledo es un criollo de peso mediano (sinvergüenza, machista, mentiroso, osado, oportunista y con pocos principios morales, que oculta una autoestima muy deficiente). Eso lo supo la prensa desde mediados de su gobierno hasta ahora. ¡Así lo vieron! ¡Así lo trataron!



Sobre el caso Odebrecht que ventiló la corrupción en América latina, pienso que nuestras autoridades judiciales o son torpes al momento de investigar personas y plantear demandas o son muy criollas por engañar al pueblo haciéndole creer que hay mano dura contra los corruptos, que se les persigue y encarcela, cuando la verdad es que la mayoría de peces gordos nunca son apresados ni mencionados oficialmente y que si caen prisioneros se les trata como reyes. Eso sí, todo caleta no más. Se me ocurren tres imágenes al respecto: la primera es cuando se promete rodar cabezas, pero la cuchilla del verdugo es de utilería; la segunda, en una película se mata al villano, aunque en realidad se le pagó para fingir su propia persecución y posterior muerte. O bien, se compró al verdugo-acusador para que deje con vida al verdadero culpable para que en secreto continúe con sus redes de poder e incrimine y acuse al más tonto de los involucrados. ¡Cortemos la cabeza pública de Toledo! ¡Hecho! ¿Quién sigue?

Los peruanos sabemos que los tres poderes del Estado son corruptos. Eso aumenta nuestro poco interés en la política, en vez de incrementarlo. Cualquiera se da cuenta que las leyes peruanas son ambiguas, ideales, irreales, blandas y ridículas. Fáciles de quebrantar y salir airoso de tal empresa. Olvidamos que el poder político exige corromperte, aunque al inicio no lo quieras: no es culpa de la pobrecita política, sino del sistema en el que se encuentra esta.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Oscar interesado


¿Cuántos premios de cine existen en el mundo? ¿Uno? ¿Cuántos festivales, concursos y certámenes de cine tienen prestigio internacional? ¿Uno, dos, tres, cuatro? Citemos solo a seis: Cannes, Rotterdam, Venecia, San Sebastián, Berlín, Bogotá. El renombre de estos certámenes se debe a la calidad de sus películas participantes, la elección imparcial y el mensaje que transmiten estas.

Si hay tantos festivales y reconocimientos de cine, entonces por qué tanta cobertura de los medios de comunicación con respecto a los premios Oscar. Es cierto que:
  • Estados Unidos es una gran potencia mundial
  • produce anualmente casi la mitad de la producción cinematográfica mundial
  • para los expertos, la industria del cine en Estados Unidos generalmente es de poca calidad.

Vamos, a quién queremos engañar, la mayoría de las películas yanquis buscan ser taquilleras. Una observación más: en los últimos diez años no hay nuevas propuestas ni temas en el cine estadounidense. Solo se producen remakes, regreso a formatos antiguos (cine mudo, musicales, blanco y negro, etc.), sangre, violencia, mucha tecnología y adaptaciones de otras películas extranjeras. Clichés y más clichés.

Somos tan alienados que consideramos a los miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas (AMPAS) de Estados Unidos como los mejores críticos de cine en el mundo. Grave error. Hace décadas, quizás. Ahora no: obedecen a intereses económicos, sociales e incluso políticos.

Si en los medios de comunicación masiva, los demás certámenes y festivales de cine tuvieran la misma acogida que los premios de la Academia, otro seria el carácter de este escrito, pero no es así. Si analizamos un poco el contexto y sentido de los Oscar, nos damos cuenta que es un certamen de y para Estados Unidos. En otras palabras: sus películas representan el estilo de vida, preocupaciones, miedos, deseos, pensamientos de toda una nación (visión de país). Que se haya incluido un premio a Mejor película extranjera no lo hace internacional. Es como el concurso Miss Perú para los peruanos: solo nos interesa a nosotros y a las candidatas por supuesto (en el caso de los Oscar, a los candidatos). Pero si queremos imponernos…

Lo único lógico que se desprende a partir de esta y otras acciones es que en esta época, los gobernantes no buscan tener personas reflexivas, críticas, pensantes, comprometidas con sus pueblos e historias, por más que lo proclamen a voz en cuello. No; no buscan eso: necesitan urgente obtener más esclavos, para alimentar el sistema que más beneficios provee a pequeños grupos de poder. ¿Cómo se logra eso? ¡Fácil! Mediante la desinformación y el entretenimiento mediocre. Es decir, no se quiere humanos inteligentes, se quiere y se necesitan idiotas autómatas. Estos son fáciles de manejar y manipular por medio del deseo y la economía.   


Claro que cada quien elige lo que desee ver, cada uno es responsable del tiempo que dedica a una u otra cosa. Eso sí: no valen los reclamos después, ni acusaciones tipo “No lo sabia”.