"A qué llamamos buenas costumbres. Considero que son accesorios para unos e instrumentos de convivencia para otros. Cohesionan un grupo social que siente, piensa y vive de una particular manera. Eso no significa que las buenas costumbres sean lo mejor de lo mejor.
Las "buenas costumbres" permiten tener un control mental sobre las conciencias normales de los individuos, necesario para el orden social y sobrevivencia de una cultura. Por eso son favorecidas. Sin embargo, las llamadas “malas costumbres” también cumplen la función de renovar, cuestionar, y plantear problemas a las sociedades desde tiempos inmemoriales.
Por ello, se crean medidas para un control más vertical sobre nuestros eros y pathos. Y ahí está el error: jamás se ha podido controlar el vendaval de pasiones y sensaciones que recorre la mente humana a través de su cuerpo.
Ahora bien, encuentro en las “buenas” o “malas” costumbres un componente del germen de la guerra. Es el grano de arena que nadie da cuenta de su existencia, pero que alimenta poco a poco el distanciamiento y posterior conflicto entre personas y también pueblos.
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El emperador romano Augusto lo sabía. Solo ganó tiempo para que su cultura no se extinguiera tan rápido. Y lo hizo. Pero sabía que era imposible que tuviera éxito para siempre; porque para nosotros los humanos, no existe “el para siempre”, sino “el ahora”, y punto. En un principio, fuimos pensadores, conectados con la naturaleza, y luego tan brutos; tal como los jabalíes del anime “La princesa Mononoke”, de Hayao Miyazaki".
PMVA