A las seis de la mañana prendí el televisor. Quería ver noticias. Necesitaba un descanso de Netflix, Youtube y canales de cable, los cuales sintonizo desde mi computador o celular. Después de media hora comprendí mi error: todos los noticieros locales transmitían noticias de crímenes, asaltos y farándula limeña. Apagué el televisor. ¡Era temprano, hora de desayuno! ¡Qué intoxicación!
¿Tan mal estamos en el Perú? Si por otros medios me entero de nuevas tecnologías creadas por peruanos, nuevos libros interesantes escritos por manos peruanas, personas que ayudan a los demás sin esperar nada a cambio, entre otros temas positivos, reportajes a lugares sorprendentes y entidades que buscan mejorar nuestra sociedad y entorno. ¿Por qué los medios locales no informan de esto?
Desde hace tiempo supe que, para bien o para mal, la televisión local es masiva, popular y sin fronteras. Todos tenemos televisor. Aún la mayoría de familias no tiene televisión por cable y solo algunos ven medios independientes y fiables. Por lo tanto, todos los días estamos bombardeados por noticias que generan miedo (lo que se llama inseguridad ciudadana) y adicción (porque se apela a ese morbo por ser testigos y jueces de la vida de otros, me pregunto qué nos interesa la vida de personas que viven de escándalos y de nosotros). ¿Por qué y para qué lo hacen?
El canal cinco con sus crímenes, el nueve y el dos con sus noticias de farándula limeña, el cuatro que combina ambas temáticas. Realmente ver sus noticieros es como tomar un cocktail de sensaciones negativas y muy morbosas. ¿Son tan cobardes el Gobierno, los entes de Educación y las ONG vinculadas a sensibilizar a la población peruana, que no ponen un freno a esto? Como nadie reclama, nadie hace nada. Y como los peruanos se toman en serio las noticias, las ven como parte de la realidad y, de ahí, viene la paranoia y el estrés social. Después que nadie se queje.
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